sábado, 24 de enero de 2009

AISHA Y EL PUERCOESPÍN


AISHA Y EL PUERCOESPÍN.
Un día, mientras Aisha estaba de excursión con su familia, fue a dar un paseo. Le gustaba mucho la zona verde por donde paseaba. De repente, se fijó en una bola cubierta de afiladas púas. “Menos mal que no te he pisado, sino me hubiese hecho mucho daño con tus púas”, se dijo. Entonces, para su asombro, la bola se desenrolló muy despacio y le habló:
“Tienes razón, Aisha”, dijo. “Soy un puercoespín y te podía haber hecho daño con mis púas, incluso sin querer.”
“¡Aquí hay un puercoespín!”, exclamó Aisha feliz. “¿Por qué tienes el cuerpo cubierto de púas?”
“Dios me las dio para protegerme de mis enemigos”, explicó el puercoespín. “Cuando estoy en peligro, me hago una pelota y las púas me protegen.”
“Sé que algunos animales hibernan. ¿Tú lo haces?”, le preguntó a su nuevo amigo.
El puercoespín asintió: “No puedo decir que me guste mucho el frío. Tan pronto la temperatura baja hasta los 13 grados en invierno, me voy a dormir. Dios Todopoderoso hace que duerma durante todo el invierno y me despierta cuando llega la primavera. Resultaría imposible que yo solo hubiese pensado que las condiciones del invierno podrían ser tan duras que sería mejor hibernar para seguir vivo. El Corán dice:
“Y entre Sus portentos está vuestro sueño, de noche o de día, así como vuestra [capacidad para ir en] búsqueda de algo de Su favor: ¡ciertamente, en esto hay en verdad mensajes para una gente que [está dispuesta a] escuchar!”(Sura 30:23 Los bizantinos.)
“Sabes”, continuó diciendo, “como a todos los seres vivos, Dios nos dice cuándo es la mejor época para buscar comida.”
Aisha meditó un rato: “En un documental, vi a uno de vosotros peleando con arrojo con un enorme león. ¿Cómo es que no tenéis miedo de los leones?”
Su amigo contestó: “Gracias a estas púas, que Dios me ha proporcionado como una bendición, puedo enfrentarme sin temor incluso al más peligroso de mis enemigos. Cuando me ataca un león, primero me echo a correr. De repente, paro en un buen lugar, elevo un poco la parte posterior de mi cuerpo y dirijo mis púas hacia él. Si el león intenta morderme, éstas se clavan en su boca y mejillas y abre heridas que no puede curar.”
“Con el tiempo, llega el momento en que el león no puede ingerir ningún alimento y muere. Por supuesto, esto sucede gracias a la inteligencia y la técnica de lucha que Dios Todopoderoso me ha dado. Es Él quien me creó y me dotó de las mejores características para que siguiera vivo.”
“Tienes razón, hermano puercoespín”, asintió Aisha fijándose más detenidamente en las púas de su cuerpo.
“Cada vez que veo a los animales y observo la variedad que Dios ha creado, me doy cuenta de Su grandeza y de la maravilla de Su creación. Gracias por una charla tan agradable”, dijo la niña mientras regresaba para reunirse con su familia antes de empezaran a preguntarse dónde había ido.
“Adiós, amiga”, gritó el puercoespín.

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