domingo, 28 de junio de 2009

EL PÁJARO CARPINTERO E IRFAN.

Un domingo, Irfan fue de paseo al bosque con su padre. Mientras paseaban, pensaba en lo hermosos que eran los árboles y la naturaleza. Su padre se encontró con un amigo y, mientras los mayores hablaban, Irfan oyó un ruido: Tap, tap, tap, tap, tap, tap…
El sonido provenía de un árbol. Irfan se acercó al pájaro que hacía ese ruido y le preguntó: “¿Por qué golpeas el árbol con tu pico de esa manera?”
El pájaro dejó lo que estaba haciendo y se volvió para mirar a Irfan. “Soy un pájaro carpintero”, respondió. “Hacemos agujeros en los árboles y construimos nuestros nidos en ellos. A veces almacenamos comida. Éste es el primer agujero que he hecho, aunque haré cientos como él.”
Irfan miró el agujero más detenidamente. “Bueno, pero ¿cómo almacenas la comida en un sitio tan pequeño?”, le preguntó.
“Los pájaros carpinteros nos alimentamos principalmente de bellotas, que son muy pequeñas”, le explicó. “Dentro de cada agujero que haga meteré una bellota. De este modo almacenaré suficiente comida.”
Irfan estaba asombrado: “Pero en vez de esforzarte haciendo muchos agujeros pequeños”, dijo, “podías hacer un agujero grande y meter allí toda la comida.”
El pájaro carpintero sonrió: “Si hiciese eso, otros pájaros podrían encontrar mi almacén y robar mis bellotas. Además, los agujeros que hago tienen dimensiones distintas, para introducir las bellotas de acuerdo a su tamaño. El tamaño de la bellota y el del agujero son idénticos. Así, la bellota encaja perfectamente dentro del agujero. Gracias a que Dios hizo mi pico para que pudiera volver a sacar las bellotas de los agujeros fácilmente, no tengo problemas en hacerlo; pero otros pájaros no pueden, así que mi comida está a salvo. Por supuesto, no tengo el juicio suficiente para elaborar este plan. Sólo soy un simple pájaro carpintero. Dios permite que haga estas cosas. Es Dios quien me enseña cómo esconder la comida, y quien creó mi pico de forma apropiada para poder hacerlo. En realidad, no se trata sólo de mí –todos los seres vivos son capaces de hacer este tipo de cosas porque Dios los enseñó.
Irfan estuvo de acuerdo: “Tienes razón. Gracias por contarme todo esto. Me has hecho recordar el gran poder de Dios.”
Irfan dijo adiós a su amiguito y volvió con su padre. Estaba muy contento porque, dondequiera que miraba, encontraba otro de los milagros de Dios..