miércoles, 9 de diciembre de 2009

testimonio de Fe

Los cinco pilares del Islam

El Islam tiene cinco pilares, como una casa: Decir la Chahada Rezar cinco veces al día Ayunar el mes de Ramadán Pagar el Zakat a los necesitados Ir en peregrinación a Makka.

Si los pilares son fuertes, la casa se sostendrá bien. Si todos los musulmanes hacen estas cinco cosas, el Islam será fuerte.

1. La Chahada (Testimonio de fe)

Hasan y Laila son hermanos y sus padres les han traído a vivir a este país.

A menudo, han oído hablar a los mayores sobre el Profeta Muhammad y sobre el Islam. Les han oído decir también: “Nosotros somos musulmanes”. Los niños han sentido curiosidad. Una vez, Hasan le preguntó a su padre: -“Cuando dices que somos musulmanes ¿qué quieres decir?”- Su padre le respondió: -“Quiero decir que seguimos el mensaje de Dios que le fue entregado al Profeta Muhammad por el ángel Gabriel y que está escrito en el Sagrado Corán”-.

Hasan y Laila habían oído ya hablar algo del Corán y del ángel Gabriel.

-“¿Qué es el Islam?”-, preguntó Laila.

-“Islam es nuestra fe”-, dijo su padre. –“Un musulmán que cumple sus obligaciones hace cinco cosas: dice la Chahada, reza cinco veces al día, ayuna el mes de Ramadán, da el Zakat a los pobres y va de peregrinación a Makka cuando ha ahorrado suficiente dinero para el viaje”-.

-“Eso suena como que hay que hacer un montón de cosas”-, comentaron Hasan y Laila.

-“Bueno”-, dijo su padre, -“no tenéis que aprenderlas todas de una vez, pero si le dedicáis un poco de tiempo cada día, podréis llegar a cumplir las cinco obligaciones, como todos los demás buenos musulmanes. Decir la Chahada, rezar cinco veces al día, ayunar en Ramadán, dar el Zakat e ir al menos una vez en peregrinación a Makka”-.

-“Hay algo que todavía no entiendo”-, dijo Hasan –“¿Qué es la Chahada?”- El padre sonrió y dijo a Hasan: -“No te preocupes. Hay algunas cosas que no entiendes todavía, pero pronto las aprenderás. También tú, Laila. Hoy empezaremos con la Chahada.-“Repetid ahora conmigo-“, dijo su padre, -"Ach hadu an la ilaha i'la Allah-“

Hasan lo repitió con su padre. -"Ach hadu an la ilaha i'la Allah-“

-“¡Yo ya lo se!”-, exclamó Laila: -"Ach hadu an la ilaha i'la Allah-“ .-“Muy bien”-, dijo el Padre, -“pero debéis saber también lo que significa. Significa: Declaro que no hay divinidad excepto Dios. Allah. Cuando dices esto, estás diciendo la Chahada. Nosotros, los musulmanes, sabemos que Allah es Dios y que no hay otros dioses aparte de EL. Allah es quien ha creado a todo el mundo. Allah ha creado todo lo que existe. Esto es lo que queremos decir cuando decimos: la ilaha i’la Allah. Estas palabras significan: -“No hay dios sino Allah en la lengua árabe, como nos ha enseñado el Profeta Muhammad”-.

-“Eso no es nada difícil”-, dijo Hasán.

-“¡Claro que no!”-, dijo el Padre, -“pero aún no hemos acabado. Eso es sólo la primera parte de la Chahada"-.

-“¿Y cómo es la segunda parte?”-, preguntó Laila con curiosidad.

El Padre le dijo muy despacito: -Wa ashhadu anna Muhammada-rasulu-lah"-.

-“Por favor”-, pidió Laila, -“dí las dos partes de la Chahada juntas otra vez”-.

-“Con mucho gusto”-, dijo el Padre: -“Ashhadu an la ilaha i'la lah, wa ashhadu anna Muhammad-rasulu-lah”-.

Laila fue la primera en intentarlo. –“Ash... Ash... Ash...--. Pero se atascó con las palabras y no pudo seguir.

-“iAshhadu!"-, exclamó Hasan.

Laila continuó: --Ashhadu an la ilaha i’la lah, wa ashhadu anna Muharnmad-rasulu-lah”-. -“¡Muy bien!"-, dijo el Padre. –“¡Ahora te toca a tí, Hasan!” Hasan dijo la Chahada sin ninguna falta. –“Ahora debéis saber también lo que significa en español. Significa: Declaro que no hay divinidad excepto Dios y declaro que Muhammad es el enviado de Dios”-.

Fuente:nurelislam

lunes, 7 de diciembre de 2009

Uthman y su abuelo

Tan pronto como Idrees regresó de la escuela, fue corriendo a ver a su abuelo para preguntarle algo que le rondaba por la cabeza.
“Abuelo”, le dijo. “Quiero preguntarte algo.”
“¿Qué, Idrees?”, replicó el abuelo Uthman.
“Abuelo, en el autobús, una mujer le estaba contando a su amiga lo importante que es tener paciencia y cómo debería ser según la describe el Corán. ¿Puedes explicarme lo que quería decir, abuelo?”
El abuelo Uthman asintió: “La mayoría de la gente desconoce el verdadero significado de la paciencia o cómo debería comportarse una persona paciente. Algunos piensan que simplemente se trata de enfrentarse a las dificultades y frustraciones de la vida aguantándolas. Pero Dios nos enseña en el Corán que la verdadera paciencia es muy diferente a soportar algo.”
Idrees le hizo otra pregunta: “Entonces, abuelo, ¿cuál es la verdadera paciencia, según el Corán?”
“Sabes, Idrees”, respondió el abuelo, “la manera de ganarse el favor, amor y agrado de Dios consiste en obedecer Sus leyes y mandatos según el Corán. Dios quiere que Sus siervos practiquen la moral del Corán hasta el fin de sus vidas. El secreto que les permite cumplir dichas leyes y mandatos, pase lo que pase, subyace en la paciencia que da la fe. Una persona que conoce el verdadero significado de la paciencia puede comportarse de la manera que Dios desea y rezar sus oraciones puntualmente. Una persona que tiene fe sabe que la sabiduría de Dios está en cualquier parte, que nada ocurre sin su consentimiento y que, detrás de cada suceso, yace un propósito, y todas las incontables cosas buenas que ha creado.”
“En ese caso, uno no debería preocuparse por las cosas que le pasen, sino que siempre debería ser paciente”, dijo Idrees.
El abuelo Uthman sonrió: “Muy cierto, Idrees. Dios es amigo, protector y salvador del creyente. Por tanto, aunque no lo parezca a simple vista, todo lo que nos pasa es por nuestro bien. Por este motivo, para un creyente, tener paciencia no significa estar obligado a seguir una orden de tipo moral; por el contrario, es un acto de adoración que realiza con alegría y gusto. Los creyentes saben que todo lo que les ocurre lo ha hecho Dios y que algo bueno saldrá de ello. Porque saben que Dios ha determinado lo mejor para ellos, se enfrentan a todo lo que les sucede con gran alegría y satisfacción interior. En el Corán, Dios dice:
[Los creyentes son] esos que son pacientes en la adversidad y confían en Su Sustentador. (Sura 29:59 La araña.)
“En ese caso, no se puede agotar la paciencia de un creyente”, exclamó Idrees entusiasmado. “Ahora comprendo lo que dijo la mujer del autobús.”
El abuelo Uthman respondió: “Sí, hijo mío. Los humanos tenemos paciencia porque es un mandato de Dios y nunca debemos colocarnos en una situación en que la perdamos. Durante toda nuestra vida llevaremos a cabo este acto de adoración con gran contento y fervor.”
“Gracias, abuelo”, dijo Idrees. “Ahora comprendo que la paciencia es muy importante y, si Dios lo quiere, ésta puede ser infinita.”

lunes, 23 de noviembre de 2009

Omar y el Pez

Un día, Omar y su padre se levantaron antes del amanecer para ir de pesca. A Omar le gustaba ver salir el sol mientras pescaba con su padre. Por las mañanas, el cielo estaba espléndido y la salida del sol llenaba su corazón de contento cada vez que la contemplaba.
Mientras su padre colocaba el cebo en los anzuelos, Omar se sentó al borde del pequeño barco y miró hacia el mar. De repente, oyó una voz a sus espaldas:
“Buenos días, amiguito”, dijo una voz burbujeante.
“Hola, buenos días a ti también, pececito”, contestó Omar. “Parece que tú también te has levantado temprano para nadar. Siempre me he preguntado una cosa: hace poco que he aprendido a nadar pero vosotros, los peces, podéis hacerlo tan pronto como nacéis. ¿Cómo lo conseguís?”
“En verdad”, dijo el pez, “no necesitamos movernos mucho para poder nadar; sólo es suficiente con menear la cola de un lado a otro. Vivimos cómodamente en el agua gracias a nuestras flexibles espinas dorsales y a varios sistemas que tenemos en nuestro cuerpo.”
“Debes pasártelo muy bien nadando en el agua”, comentó Omar.
“Cierto”, asintió su nuevo amigo. “Pero recuerda que nuestros cuerpos han sido especialmente creados para que podamos hacerlo. Piensa un poco, ¿para ti es más fácil caminar en el agua o en tierra firme? A nosotros se nos ha dotado de unos músculos y espinas dorsales especiales para poder vivir y nadar en el agua. La espina dorsal nos mantiene derechos y también conecta las aletas y los músculos. Si no fuera por esto, nos resultaría imposible vivir en el agua. Ves, amiguito, al igual que a todos los demás seres vivos, Dios nos ha creado sin fallo y nos ha proporcionado las características más adecuadas para el medio en que habitamos.”
“No sólo nadáis a derecha e izquierda, sino que a veces bajáis a las profundidades. ¿Cómo lo hacéis?”, preguntó Omar.
“Gracias a varios sistemas corporales con los que Dios nos ha dotado”, contestó su amigo. “Un pez tiene una especie de globo en la cavidad abdominal y, llenándolo de aire, puede bajar a las profundidades o ir derechos a la superficie si la vacía. Por supuesto que nunca podríamos haber desarrollado esta característica por nuestros propios medios, a menos que Dios lo hubiese querido.”
Mientras su padre seguía trabajando en la popa del barco, Omar continuó su conversación con el pez:
“Pienso en lugares muy llenos de gente. Todo el mundo se tiene que mover a la derecha o a la izquierda al mismo tiempo y, si está oscuro, resulta imposible moverse sin tropezar con alguien. ¿Cómo solucionáis los peces este problema?”
El pececito empezó la explicación: “Para evitar tropezar con lo que tienes a tu alrededor, tienes que fijarte en lo que hay, aunque los peces no tenemos necesidad del sentido de la vista. Contamos con otro llamado “línea lateral” gracias al cual podemos detectar el más ligero cambio de presión que tenga lugar en el agua o la mínima perturbación en la dirección a seguir por medio de unos sensores especiales situados en dicha “línea lateral”. Al sentir las vibraciones, sabemos cuando hay un enemigo o un obstáculo sin necesidad de verlo con los ojos. Estos detectores son particularmente sensibles a las vibraciones de baja frecuencia cercanas. Por ejemplo, podemos percibir pasos en la orilla o cualquier cosa que se arroje al agua en el mismo instante en que se produce y obrar en consecuencia.”
Omar asintió con entusiasmo: “Ahora comprendo. Puedo cantar o poner la radio fuera del agua y no te molesta, pero la más mínima vibración que se produzca dentro de ella, por ejemplo, si se mueve el embarcadero o tiro una piedra, ¡todos desaparecéis!”
Su nuevo amigo siguió diciendo: “Omar, nuestro sistema, que los científicos llaman “línea lateral”, es en realidad una estructura muy compleja. No es posible que dicho sistema se hubiese desarrollado por casualidad o accidentalmente o poco a poco con el paso del tiempo. Todos los elementos de este sistema aparecieron al mismo tiempo, de otro modo no funcionaría.”
Omar se fijó en el pez más de cerca y se dio cuenta de que no tenía párpados, así que preguntó sorprendido:
“No tienes párpados. ¿Cómo proteges tus ojos?”
“Cierto”, respondió su amigo. “Los peces no tenemos párpados como las personas. Vemos el mundo a través de una delicada membrana que cubre nuestros ojos. Podemos compararla a las gafas de un buzo. Puesto que, sobre todo, necesitamos ver los objetos que se encuentran muy cerca, nuestros ojos han sido creados a este fin. Cuando necesitamos ver en la distancia, nuestro sistema de lentes se retrae por medio de un mecanismo ligado a un músculo específico dentro del ojo. Incluso nuestros pequeños ojos cuentan con una estructura compleja. No hay duda de que ésta es otra de las muchas pruebas de la creación suprema de Dios.”
Omar recordó un documental que había visto el día antes en la tele. Mostraba un banco de peces de diferentes formas y colores. Pensó que los maravillosos colores de los peces y sus extraordinarias características eran unas pruebas excelentes de la suprema creación de Dios. Su amiguito, el inteligente pez, siguió dándole información sobre sí mismo:
“¿Sabías, amigo mío, que los cuerpos de la mayoría de nosotros están cubiertos de una piel muy gruesa?”
Omar lo pensó un momento: “Sí, tenéis una piel escamosa, lo he visto. Pero no parece muy gruesa.”
“Esta piel está formada por una capa superior y otra inferior”, explicó el pez. “Dentro de la capa superior hay unas glándulas que fabrican un material llamado moco que nos ayuda a reducir la fricción al mínimo cuando nos desplazamos en el agua, lo cual nos permite movernos más rápido. A la vez, al hacernos resbaladizos, consigue que sea muy difícil que nos atrapen nuestros enemigos. Otra característica del moco es que nos protege de las enfermedades.”
Omar asintió: “Sí. Una vez intenté coger con la mano los peces del cubo de mi padre, pero se me resbalaban.”
El pez sonrió: “No acaban aquí las distintivas características de nuestra piel. La parte superior cuenta con una capa especial hecha de queratina. La queratina es un material duro y resistente compuesto por viejas células muertas de la parte inferior, que pierden el contacto con sus fuentes de alimento y oxígeno.”
“Esta capa hecha de queratina evita que el agua penetre en el cuerpo y es útil para equilibrar la presión interior y exterior. Si esta capa no existiera, el agua entraría en nuestro cuerpo, se destruiría el equilibrio citado anteriormente y moriríamos al instante.”
Omar estaba otra vez impresionado: “¡Qué extraordinarias peculiaridades tiene la piel de un pez, y en las que nadie piensa!”
“Tienes razón”, asintió el pez. “Omar, como puedes comprobar, es Dios, el que todo lo creó, quien dotó a los peces de todas sus características. Dios es consciente e las necesidades de todos los seres vivos.”
Omar oyó la voz de su padre que le llamaba desde la popa del barco:
“¡Venga, Omar, es hora de regresar a casa!”
Omar se demoró un momento para decirle adiós a su amiguito: “Gracias por la información que me has dado. Cada vez que vea un pez recordaré la suprema creación de Dios y le daré gracias por todos los dones que nos ha otorgado.”

viernes, 23 de octubre de 2009

Una historia real


UNA HISTORIA REAL

Hubo una vez un hombre que era un enemigo del Islam. El tenía tres famosas preguntas que hasta entonces nadie había contestado. Ningún sabio de Bagdad podía contestar sus tres preguntas... lo que le permitía mofarse del Islam abiertamente. Constantemente ridiculizaba al Islam y a los musulmanes.

Un día, un niño pequeño, de unos diez años, se acercó y escuchó a este hombre gritando y vociferando contra los musulmanes en la calle. Estaba retando a la gente para ver si alguien podía contestar a las tres preguntas. El niño se paró y escuchó atentamente, entonces decidió que el aceptaría el reto. Se acercó hacia el hombre y le dijo: "Yo acepto tu reto".

El hombre se rió del niño y volvió a mofarse de los Musulmanes diciendo: "Un niño de 10 años es él unico que se enfrenta a mí. ¿Es todo lo que vuestra gente tiene que ofrecer????"



El niño, con paciencia, reiteró sus palabras. El aceptaría el reto del hombre, y con la ayuda y guía de Allah, saldría triunfante. El hombre finalmente aceptó (suponemos que muerto de risa).

Todos los habitantes de la ciudad se arremolinaron alrededor de una pequeña colina, no muy alta, donde tenían lugar los debates públicos. El hombre se colocó en lo alto y en voz alta expuso su primera pregunta:

"¿Que está haciendo vuestro Dios ahora mismo?"

El niño pensó y meditó durante un ratito, y luego le dijo al hombre que descendiese de lo alto, para que el pudiera subir a contestar la pregunta.

El hombre dijo, "¿Qué? ¿Quieres que yo baje?"
El niño contestó, "Sí, necesito contestarte, ¿no es cierto?".


El hombre bajó, y el pequeño, con sus diminutos pies, subió a la
colina. La réplica del niño fue la siguiente:

"Ya Allah, el Todopoderoso. Sé mi testigo enfrente de toda esta gente. Tu voluntad ha sido que un Kafir descendiera a un nivel bajo y elevar sobre él a un Musulmán".

La multitud que les rodeaba rugió "Allah-hu-akbar!!!"

El hombre estaba humillado, pero lleno de rencor hizo su segunda pregunta: "¿Qué existió antes que vuestro Dios?"

El niño pensó, y pensó. Luego le pidió al hombre que contará hacia atrás; "Cuenta atrás desde 10"

El hombre contó... "10, 9 ,8 , 7 , 6, 5, 4, 3, 2, 1,0" Y se detuvo.

El niño le preguntó: Que viene antes del cero?

Y el hombre le contestó: "No sé... Nada"



El niño dijo: "Exactamente. Nada había antes de Allah, porque Allah es Eterno y Absoluto.

La multitud gritó de nuevo: "Allah-hu-akbar!!!!"

El hombre, ahora completamente frustrado, hizo su última pregunta. "Hacia qué dirección está vuestro Allah" (ya no dijo Dios, dijo Allah).

El niño pensó, y pensó y pensó....

Por fin, pidió una vela, y se la trajeron rápidamente. El bendito niño, se la pasó al hombre y le dijo que la encendiera.

El hombre lo hizo, y preguntó: "¿Y qué se supone que prueba esto?".

El niño contestó a su vez con otra pregunta. "¿En qué dirección va la luz de la vela?

El hombre respondió: "Va en todas direcciones"

Y el niño dijo: "Tú mismo has respondido a tu pregunta. La luz (nur) de Allah va en todas las direcciones. Está en todos lugares, es ubicuo. No hay ningún lugar donde no se le pueda encontrar".

Por tercera vez la multitud gritó unánimemente: "Allah-hu-akbar!!!"

El hombre estaba tan impresionado y conmovido por los conocimientos del niño, y su espiritualidad, que abrazó el Islam, y llegó a ser un estudiante del jovencito.

Así termino el debate.

¿Quién era el niño? El niño era uno de nuestros líderes, y uno de los más sabios estudios del Islam, el Imam Abu Hanîfa (Que Allah le bendiga)

sábado, 10 de octubre de 2009

MANSOOR Y LOS GIGANTESCOS OSOS POLARES.

Mansoor y su madre intentaban decidir dónde pasar las vacaciones de verano. Su madre sugirió que deberían ir a una agencia de viajes y decidir allí consultando los folletos publicitarios de diferentes países, así que fueron juntos. Tan pronto como entraron en la agencia, se fijaron en los pósters de lugares que nunca antes habían visto que había pegados en las paredes. Mientras su madre hablaba con un empleado, Mansoor comenzó a examinarlos uno a uno. Se sobresaltó al escuchar una voz que provenía de uno de los pósters que tenía cerca:
“¡Eh, Mansoor, hola!”, dijo una voz muy grave. “¿Por qué no venís tu madre y tú aquí?”
Mansoor giró la cabeza hacia donde provenía la voz. El que hablaba era el oso polar, justo el póster que tenía al lado.
“¡Hola!”, dijo. “¡Creía que eras un muñeco de nieve gigante!”
El oso polar sonrió contento: “Tienes razón, con nuestros enormes cuerpos y nuestra blanca piel parecemos muñecos de nieve. Pero estoy seguro de que con nuestros 800 kilos de peso y dos metros y medio de largo somos mucho más grandes que ellos.”
“Me gustaría ir a visitarte a ti y a tu familia para conocerte mejor, pero donde vives hace muchísimo frío.”
“Otra vez estás en lo cierto”, asintió el oso. “Vivimos en las regiones más frías, tales como el Polo Norte, el norte de Canadá, el norte de Liberia y en el Antártico.”
“Entonces, ¿cómo es que no pasas frío?”, le preguntó Mansoor.
“Buena pregunta”, dijo su nuevo amigo. “Déjame explicártelo. Cada parte de nuestro cuerpo está diseñada de acuerdo con el medio en que vivimos. A pesar del terrible frío, del hielo y de las tormentas de nieve, la gruesa capa de grasa que Dios ha creado milagrosamente bajo nuestra piel nos protege del frío. Nuestro pelaje, que también ha sido especialmente creado, es grueso, denso y largo, así que no sentimos nada de frío. Dios nos creó de acuerdo al clima en que vivimos. ¿Alguna vez te has preguntado por qué no vivimos en los desiertos de África? ¡Piensa un poco! Si viviésemos en el desierto, el calor nos sofocaría y moriríamos. Éste es uno de los signos que muestra que Dios ha creado a todos los seres vivos conforme al medio en que habitan.”
Al tener la gran oportunidad de hablar con un oso polar, Mansoor empezó a preguntarle todo aquello sobre lo que sentía curiosidad:
“Recuerdo que la mayoría de los osos duermen en invierno. ¿Vosotros, los osos polares, también?”
El oso negó con su blanca y peluda cabeza: “No, amigo mío. Somos diferentes de los demás osos porque no hibernamos cuando llega el invierno. Sólo las hembras lo hacen, principalmente las que están embarazadas.”
“¿Cómo encuentran comida los recién nacidos?”, quiso saber Mansoor.
“Gracias a Nuestro Señor, el Proveedor, el alimento que los cachorros necesitan está preparada: la mamá osa los alimenta con su leche”, explicó el oso.
“Entonces, ¿los cachorros sólo se alimentan de leche?”
“Correcto”, respondió el oso polar. “La leche de mamá osa contiene un alto nivel de grasa. Esta leche grasienta satisface completamente las necesidades de los cachorros. Gracias a ella, crecen muy deprisa y, para la primavera, están listos para salir de sus oseras.”
“Mansoor, habrás observado que, puesto que vivimos en un desierto de hielo y somos bastante incapaces de buscar nada por nuestros propios medios, no hay modo de que podamos saber la comida que nuestros cachorros necesitan cuando nacen. También resulta imposible que produzcamos esta leche (que ni las fábricas más modernas pueden elaborar) en nuestros cuerpos sólo con desearlo y esforzarnos. Esta realidad demuestra con claridad la maravilla de la creación de Dios.”
“Tienes razón, amigo”, asintió Mansoor. “Cuando una persona piensa un poco, puede ver que, a cada momento, ocurre un milagro a su alrededor.”
El oso polar siguió hablando de sí mismo. Dijo:
“Tengo una pregunta para ti: ¿Sabías que los osos polares somos muy buenos nadadores y buceadores?”
Mansoor estaba asombrado: “Debes estar de broma. ¿Puedes nadar? ¿Con un cuerpo tan pesado y en el agua helada?”
“No estoy bromeando”, dijo el oso. “Nosotros, los osos polares, nadamos y buceamos muy bien. Cuando nadamos, utilizamos las patas delanteras. Dios, el infinitamente Misericordioso, hizo nuestras patas de modo que las pudiésemos usar como remos para poder cazar con facilidad y nos proporcionó membranas entre los dedos como las de los patos. También, para hacernos la caza más fácil, Dios nos creó para que pudiésemos cerrar las fosas nasales bajo el agua y mantener los ojos abiertos.”
“Como puedes comprobar, Mansoor”, siguió diciendo, “Dios nos ha hecho de un modo prefecto, do
tándonos de sistemas que nos permiten sobrevivir bajo condiciones realmente difíciles. No hubiese sido posible que hubiésemos desarrollado estas características gradualmente o que las hubiésemos adquirido por casualidad. Es Dios quien nos enseñó a desplazarnos en el agua.”
“¿No sientes nada de frío en el agua helada?”, preguntó Mansoor, temblando sólo de pensarlo.
“En absoluto”, dijo el oso con orgullo. “Si vosotros, los humanos, pusieseis una mano o un pie en un iceberg, pronto tendríais que retirarlos. Nosotros ni siquiera notamos el frío, porque Dios ha creado nuestras patas cubiertas de un grueso pelaje para que no se vean afectadas por él. Si estuviesen recubiertas de una piel como la vuestra, no podríamos vivir en este medio tan frío.”
Después de lo que le contó el oso polar, Mansoor comprendió con más claridad que Dios posee un poder y fuerza ilimitados. Entonces recordó el lugar donde había pasado sus vacaciones. Se pasó todo el verano nadando, pero el agua estaba templada gracias al clima cálido. Pensó y la comparó con la fría agua en la que nadaban los osos polares. Pensando en ello, se dio cuenta de que Dios ha creado a cada criatura con el cuerpo ideal para el ambiente en el que habita. Por ejemplo, creó los camellos para que pudieran soportar el calor del desierto. El oso polar amigo de Mansoor interrumpió sus pensamientos:
“Mansoor, ¿sabes por qué somos de color blanco o amarillento?”
“No. Nunca lo había pensado. ¿Por qué?”
El oso se lo explicó: “Nuestro color blanco nos asegura protección contra nuestros enemigos en el frío y helado ambiente en que vivimos. Somos casi invisibles en los kilómetros de blancos campos helados porque tenemos su mismo color.”
Mansoor estaba impresionado. “¡Muy lógico!”, dijo. “Si fueses negro como un cuervo o tan colorido como un loro, te resultaría imposible esconderte, y eso significaría que casi siempre estarías en peligro.”
“Sí, Mansoor. Hay muchas cosas en las que la gente nunca piensa y que se han acostumbrado a ver. De hecho, Dios ha creado todo de acuerdo con Su divina sabiduría.”
Mansoor se sintió muy agradecido a Dios por haberle dotado de pensamiento y entendimiento. “Si Dios no lo hubiese querido, podría gastar mi tiempo en la efímera vida de este mundo ignorando Su suprema sabiduría y poder”, se dijo.
Reflexionando sobre la conversación que mantuvo con el oso polar, Mansoor se dio cuenta de lo importante que era la vida. Cada cosa nueva que aprendía incrementaba su amor y reverencia hacia Dios. Por este motivo, aún quería saber más cosas sobre los osos polares.
“Estoy seguro de que tu nariz es más sensible al olor que la mía, ¿verdad?”, preguntó.
El oso polar volvió a asentir con su cabeza: “Sí. Nuestro sentido del olfato es tan agudo que podemos detectar fácilmente una foca escondida bajo una capa de nieve de metro y medio. Como sabes, Dios Todopoderoso no sólo nos dio a nosotros las elevadas peculiaridades que poseemos, sino también a todos los seres vivos.”
Mansoor continuó: “Sabía que existen muchas pruebas de la suprema sabiduría y poder de Dios en todos los seres vivos que pueblan la Tierra. Además, obtener información detallada sobre ellos aumenta aún más mi admiración por la suprema creación de Dios.”
Mansoor no se cansaba de hablar con su nuevo amigo, el oso polar. Quería aprender todo lo que se podía saber de él. Tenía más y más preguntas que hacer:
“¿Qué otras peculiaridades tienes que yo desconozca?”
“Déjame que piense”, dijo el oso. “”Ponemos en práctica unas tácticas muy interesantes tanto en invierno como en verano. Piensa en nuestro blanco pelaje, que hace que parezcamos muñecos de nieve. ¿Crees que si nos tumbamos en la nieve somos visibles? Si sólo piensas en el pelaje probablemente dirías que no; pero no olvides que nuestras narices son negras. ¿Qué hacemos entonces? Muy astutamente, las cubrimos con nuestras patas blancas. De este modo escondemos la diferencia de color. Esperamos completamente escondidos en la nieve a que se acerque nuestra presa.”
Mansoor gritó de asombro: “¡Eso es muy inteligente!”
“Sí, Mansoor. Los osos sabemos que nos podemos camuflar, es decir, escondernos, porque nuestro blanco pelaje y los campos de nieve que nos rodean tienen el mismo color. Pero vamos más allá e incluso pensamos en cubrir nuestras narices negras, que son el único obstáculo para un camuflaje perfecto puesto que son lo único que destaca en la blancura de la nieve. Desde luego, como puedes suponer, no es posible que pensemos lo que tenemos que hacer después de regresar varias veces de caza sin haber obtenido resultados y que nos demos cuenta de que debemos cubrirnos la nariz. Los osos sólo actuamos como Dios nos inspira que hagamos. Dios nos enseñó. Al final nosotros, como otros seres vivos, estamos bajo control de Dios.”
Mansoor decidió contarle a su madre lo que había aprendido sobre los osos polares de camino a casa y explicarle el arte creativo de Dios que en ellos se manifiesta. Le dio las gracias a su amigo por una conversación tan fascinante y volvió con su madre.
“Así, en verdad, hemos planteado a los hombres toda clase de parábolas en este Qur’an, para que puedan recapacitar.” (Sura 39:27 Las multitudes.)
“Él es el Originador de los cielos y de la tierra: cuando decreta la existencia de algo, le dice tan sólo: “Sé” –y es.” (Sura 2:117 La vaca.)
“Todos los dotados de perspicacia, que recuerdan a Dios, de pie, sentados y cuando se acuestan, y meditan [así] sobre la creación de los cielos y de la tierra: “¡Oh Sustentador nuestro! No creaste [nada de] esto sin un significado y un propósito. ¡Infinita es Tu gloria! ¡Presérvanos del castigo del fuego!”” ( Sura 3:191 La casa de Imrán.)

viernes, 2 de octubre de 2009

Oh Taiba


يا طيبة يا طيبة يا دوا العيانا
ia taiba ia taiba ia daul 3aiana
On Taiba (Taiba es otro nombre de la ciudad de Medina, esta palabra tambien quiere decir "cura") Cura de los ojos
اشتقنالك و الهوى نادانا
ishtaqna lek uil haua nadana
te hechamos de menos y el amor nos llama
لما سار المركب نساني
lamma sar el markabna nisani
cuando navega la nave me olvido
صارو و الدمع ما جفاني
saru el dama3i ma yafani
se marcharon ya las lagrimas que habia en mis parpados
أخذوا قلبي مع جناني
ajadhu albi ma3 yinani
se llevaron mi corazón con mis ilusiones
يا طيبة يا تيم الولهانا
ia taiba ia timal ualhana
Oh Taiba destino de nuestra nostalgia
يا طيبة يا طيبة يا دوا العيانا
ia taiba ia taiba ia daul 3aiana
Oh Taiba, cura de los ojos
اشتقنالك و الهوى نادانا
ishtaqna lek uil haua nadana
te echamos de menos y el amor nos llama
قبلتي بيت الله صابر
qiblati baitul lahi saber
la quibla de la casa de Allah ..ten paciencia
علني يوماً لكِ زائر
3alani iauman laki zaid
acaso algun dia te visite
يا تُرى هل تراني ناظر
ia tura hal tarani nather
a saber si me vere mirando
للكعبة و تغمرني بأمانا
al ka3aba u tugmurni biamana
la Kaaba y que me cubra de seguridad
يا طيبة يا طيبة يا دوا العيانا
ia taiba ia taiba ia daul 3aiana
Oh Taiba, cura de los ojos
اشتقنالك و الهوى نادانا
ishtaqna lek uil haua nadana
te hechamos de menos y el amor nos llama
نبينا أغلى أمنياتي
nabina agla umniati
nuestro profeta el mas valioso de mis deseos
أزورك لو مره في حياتي
azurak lau mara fi haiati
te visito aunque sea una vez en mi vida
و في جوارك صلي صلاتي
u fi yiuarak sali salati
y a tu lado hago mi oración
و أذكر ربي و أتلو القرآنا
uadhkur rabi uatlul qurana
y recuerdo a mi Señor y leo el Coran
يا طيبة يا طيبة يا دوا العيانا
ia taiba ia taiba ia daul 3aiana
Oh Taiba, cura de los ojos
اشتقنالك و الهوى نادانا
ishtaqna lek uil haua nadana
te echamos de menos y el amor nos llama
بشراك .. المدينة بشراك
bushraki al madina bushraki
que alegria Al madina, que alegria
بقدوم الهادي يا بشراك
biqudumil hadi ia bushraki
por la llegada del guiado, que alegria
فهل لي مأوى في حماك
fahal li maua fi himaki
encontraré algun refugio bajo tu protección
أتملى .. فالنور سابَنا
atmala fan nuru sabana
lo deseo...pues la luz nos ha dejado
نوركم سابَنا
nurukum sabana
vuestra luz nos ha dejado
يا طيبة يا طيبة يا دوا العيانا

ia taiba ia taiba ia daul 3aiana

Oh Taiba, cura de los ojos

اشتقنالك و الهوى نادانا

ishtaqna lek uil haua nadana
te echamos de menos y el amor nos llama

sábado, 19 de septiembre de 2009

El profeta Isa (Jesus)

El Profeta Isa (Jesús)

La madre del Profeta Jesús se llamaba Maryam. Alguna gente la llama también María. Era una mujer muy piadosa, y en una ocasión un ángel de Dios se le apareció y le dijo:- Pronto vas a tener un hijo-. Y Maryam preguntó: -¿Pero cómo voy a tener un hijo si no tengo marido?- El ángel respondió: -Dios es todopoderoso. Cuando quiere que algo ocurra, ocurre. Tendrás un hijo, y su nombre será Jesús y será un gran profeta de Dios-.
Cuando Jesús nació, Maryam estaba sola. Estaba muy triste y hambrienta, porque no tenía nada que comer. Pero Dios vino en su ayuda. Hizo nacer un arroyo y un árbol de sabrosos frutos creció en el lugar en que Maryam estaba viviendo. Ahora ya no pasaría sed ni hambre.

Más adelante, Maryam volvió con su familia.

Ellos sentían gran curiosidad por el niño y le preguntaron: -¿Cómo lo conseguiste?

Pero Maryam no contestaba, y señalaba al niño. -¡No seas tonta, Maryam!-, le decía la gente. -¿Cómo vamos a preguntarle a un niño, que está aún en la cuna?

Pero entonces, para gran asombro de todos, oyeron decir al niño: -Soy el siervo de Dios. Me ha dado el Libro y me ha hecho Su Profeta. Nosotros, la Humanidad, debemos adorar sólo a Dios y ayudar a los pobres y darles parte, de nuestro dinero-.
Pasaron los años y Jesús creció y se hizo un hombre. Hablaba con frecuencia a la gente y les decía lo que Dios le había revelado. Les hablaba también de los profetas de Dios anteriores a él. Les decía: -Yo también soy un profeta de Dios y también soy un hombre como todos los demás profetas de Dios. Debéis creer en Dios y no adorar a nada excepto a El. Debéis ser buenos unos con otros y ayudaros mutuamente.

Alguna gente ha dado a lsa el nombre de Jesús. Dicen que Dios es el padre de Jesús. Nosotros sabemos que esto no es verdad. El propio Jesús ha dicho que el es solamente un profeta de Dios, aunque no tuviera padre. Dios no tiene hijos. Sólo los seres humanos tienen hijos e hijas.

Jesús trajo un Libro para la Humanidad. Este Libro se llama Inyíl (Evangelios), y Dios le dio este libro a Jesús. En el hay muchas historias y en él se afirma también que la Humanidad debe adorar sólo a Dios.

El Profeta Jesús recibió muchas bendiciones de Dios. Con la ayuda de Dios realizó muchos milagros. Pudo curar a los enfermos para que pudieran sentirse agradecidos a Dios y que obedecieran y adoraran solo a Dios. Jesús podía también devolver la vida a los muertos para que la gente fuera feliz y rezara a Dios y fueran agradecidos a El.

El Profeta Jesús habló a la gente de otro profeta que iba a venir más tarde y cuyo nombre sería el Profeta Ahmad. Fue Dios quien mandó al Profeta Jesús para que les dijera que iba a venir el Profeta Muhammad.

Hubo mucha gente que escuchó al Profeta Jesús y adoraron a Dios, pero hubo algunos que se negaron a escucharle y querían matarle. La gente malvada han querido siempre perseguir y matar a los profetas de Dios. Sabemos esto por las historias de Abraham y de José y de muchos otros profetas.

Pero cuando esta gente malvada estaba a punto de matar a Jesús, Dios vino en su ayuda, de la misma forma que ayudó a otros profetas cuando estaban en peligro.

Algunos dicen que el Profeta Jesús fue clavado en una cruz por sus enemigos y que murió de esta forma. Pero nosotros sabemos que esto no es verdad. Dios protegió al Profeta Jesús para que la gente no pudiera conseguir sus malvados propósitos. Dios dijo a Jesús: -Te dejaré morir en paz y luego vendrás a Mi y estarás conmigo. Aquellos que han sido tus seguidores y que me han rezado a Mi y han hecho el bien, serán traídos hasta Mi. Recibirán las mejores recompensas, porque han sido muy obedientes.

Esta es la forma en que Dios ayuda a Sus profetas cuando están en peligro, y El ayuda también a los que siguen a los profetas y adoran sólo a Dios y hacen el bien.

jueves, 3 de septiembre de 2009

Nuestra Clase

“Buenos días, clase”, dijo el profesor el lunes por la mañana.
“Buenos días”, respondieron los estudiantes.
“¿Cómo habéis pasado las vacaciones?”, les preguntó.
“Muy bien. Tiramos muchas bolas de nieve e hicimos muñecos.”
“Entonces, disfrutasteis de la nieve el fin de semana”, dijo sonriendo.
“Sí, profesor, nos divertimos mucho”, respondieron.
El profesor echó un vistazo a la clase y frunció el ceño: “He notado que dos estudiantes no han venido hoy a clase.”
“Sí, Saleem y Aisha no están hoy aquí.”
“¿Sabéis por qué?”
“Se han quedado en casa”, dijo la clase. “Deben estar enfermos.”
“Eso significa que deben haber estado jugando en la nieve mucho rato”, desaprobó el profesor.
“Nosotros también hemos jugado en la nieve, ¿vamos a enfermar, profesor?”, peguntaron los alumnos alarmados.
“Si no tenéis cuidado y estáis mucho tiempo en la nieve, puede que sí.”
“¿Por qué la nieve hace que la gente enferme? Nos gusta la nieve, y nos gusta jugar con ella.”
El profesor les explicó: “La razón de que la gente enferme es que los gérmenes entran en el cuerpo. Como sabéis, los gérmenes son organismos invisibles que penetran en nuestros cuerpos e intentan hacernos daño. Si no prestamos atención a nuestra higiene y comemos sin lavarnos las manos, se pueden quedar dentro de nosotros.”“¿Nos pondremos enfermos enseguida que los gérmenes nos ataquen?”, querían saber los estudiantes.

“No”, contestó. “No siempre enfermamos. Cuando Dios nos creó, nos dotó de un sistema inmunológico maravilloso para combatir los gérmenes. No nos damos cuenta, pero los elementos de este sistema protegen nuestros cuerpos como si de un ejército se tratase. Cada elemento de este sistema altamente complejo cumple su función a la perfección.”
“Entonces, ¿por qué nos ponemos enfermos? ¿Es porque nuestro sistema inmunológico no hace su trabajo?”

“No. En una persona normal siempre funciona. Sabiéndolo o no, nuestro sistema inmunológico está enzarzado en una guerra contra los gérmenes. Primero, intenta evitar que éstos entren y permanezcan en nuestros cuerpos. Si consiguen entrar, los destruyen inmediatamente.”
“Entonces, ¿por qué enfermamos?”, querían saber aún.
“Si permanecemos fuera al frío durante mucho tiempo”, explicó, “y si no comemos bien, nuestros cuerpos se debilitan. Cuando esto ocurre, lo mismo le pasa a nuestro sistema inmunológico. Los gérmenes que no han sido destruidos se multiplican y expanden rápidamente por todo nuestro cuerpo.”
“Entonces, cuando esto ocurre, ¿los gérmenes toman nuestro cuerpo?”, preguntaron.
“No”, continuó. “En ese caso nuestro sistema inmunológico comienza una batalla aún más intensa contra ellos. A consecuencia de esta guerra que tiene lugar dentro de nosotros nos da fiebre, nos indisponemos y nos duelen las articulaciones.”
Los estudiantes asintieron: “Sí, cuando nos pasa eso queremos estar en cama.”
“Desde luego, cuando esto pasa, lo mejor que se puede hacer es descansar. Si descansamos mucho y, al mismo tiempo, tomamos medicinas, y si comemos bien, nuestro sistema inmunológico se fortalece y nos ayuda. Entonces, en poco tiempo, derrotará a los gérmenes y los echará fuera de nuestro cuerpo. De este modo, nos volveremos a poner buenos.”
“Ahora comprendemos cómo enfermamos”, dijeron los estudiantes. “De ahora en adelante tendremos mucho cuidado.”
“Sí”, dijo el profesor: “Dios nos dio una gran bendición al crear nuestros cuerpos con este sistema defensivo. Debemos darle las gracias por ello y cuidarnos para que no perdamos la salud que nos concedió.”