viernes, 29 de mayo de 2009

El profeta Daud (David)


El Profeta Daud (David)

David en su juventud era pastor. Era también muy fuerte y, valeroso. Una vez, un ejército de feroces guerreros vinieron a atacar a su gente. Entre ellos venía Goliat. Todos tenían, mucho miedo a Goliat, y nadie se atrevía a luchar contra el salvo David.

David desafié a Goliat a un combate y le mató. Esto atemorizó tanto a los enemigos de la gente de David que huyeron tan rápido como pudieron. Desde luego, David era muy valiente, pero Dios le había ayudado a triunfar sobre el poderoso Goliat. Dios dio también sabiduría, poder y habilidad a David. David era un herrero muy inteligente y hacía cosas maravillosas con hierro, como armas y armaduras.

David también sabía cantar muy bien. Cantaba para alabar honrar a Dios. Estas canciones que David había aprendido de los ángeles, fueron escritas en un libro que se llama el Zabur. Dios reveló este libro, el Zabur, a David, de la misma forma que había revelado a Moisés el libro que se llama la Taurat.

Dios hizo a David Su Profeta y le dio el gobierno de su gente Fue un gobernante muy justo y sy gente siempre acudía a 6 cuando tenían disputas entre ellos. Una vez, unas ovejas s escaparon durante la noche y fueron a entraren las tierras d otro hombre y se comieron todos los cultivos.. David decid' que como castigo, las ovejas debían ser entregadas a dueño de las tierras, que había perdido sus cultivos.

Cuando Salomón, el hijo de David, oyó esto, protestó y dijo-Pero la tierra sigue allí. Lo que se ha perdido es sólo la cosecha de este año. Por tanto, las ovejas no deben serle arrebatadas por completo a su dueño. Deberán serie devueltas a su dueño tan pronto como el otro recobre la pérdida de su cosecha.

David estuvo de acuerdo con el buen consejo de Salomón, y decidió solucionar el problema en la forma que Salomón había sugerido.

En la siguiente historia, leeréis más sobre Salomón, que fué elegido también por Dios para ser Su Profeta.

viernes, 22 de mayo de 2009

Asad y las mariposas de colores

El fin de semana, Asad fue a visitar a su abuelo. Los dos días pasaron muy deprisa y, antes de que se diera cuenta, su padre llegó para llevarlo de vuelta a casa. Asad le dijo adiós a su abuelo y fue hacia el coche. Se puso a mirar por la ventanilla mientras esperaba a que su padre metiese las cosas en el maletero. Una mariposa que estaba posada en una flor cercana batió sus alas y voló hacia la ventanilla.
“¿Vas a casa, Asad?”, preguntó la mariposa con su vocecita.
Asad estaba atónito: “¿Me conoces?”, le preguntó.
“Desde luego”, sonrió la mariposa. “He oído a tu abuelo hablar a los vecinos de ti.”
“¿Por qué no has venido a verme antes?”, le preguntó Asad.
“No podía, porque sólo era una crisálida en lo alto de un árbol del jardín”, le explicó la mariposa.
“¿Una crisálida? ¿Qué es eso?”, preguntó Asad, que siempre había sido un niño muy curioso.
“Déjame que te lo explique desde el principio”, dijo la mariposa tomando aliento. “Nosotras, las mariposas, eclosionamos del huevo como minúsculas larvas y luego pasamos a ser orugas. Nos alimentamos mordisqueando hojas. Luego, utilizamos un líquido que sale de nuestros cuerpos como si fuese un hilo y nos envolvemos en él. Ese pequeño envoltorio que tejemos se llama crisálida. Pasamos un tiempo dentro de él hasta que crecemos. Cuando nos despertamos y salimos fuera tenemos unas alas de colores brillantes. Pasamos el resto de nuestra vida volando y alimentándonos de las flores.”
Asad asintió pensativo: “¿Quieres decir que todas esas mariposas de colores fueron crisálidas antes de que les salieran alas?”
“¿Ves a la oruga de esa rama?”, preguntó la mariposa.
“Sí, la veo. Está devorando las hojas. Tiene mucha hambre.”
“Es mi hermana pequeña”, sonrió la mariposa. “Dentro de poco se convertirá en crisálida y, un día, será una mariposa como yo.”
Asad tenía muchas preguntas que hacerle a su nueva amiga. “¿Cómo planificas este cambio? Me explico: cuando sales del huevo, ¿cuánto tiempo eres crisálida y cómo fabricas el hilo para hacer el saco que te envuelve?”
“Yo no planifico nada”, explicó la mariposa con paciencia. “Dios nos ha enseñado lo que necesitamos hacer cuando lo precisamos. Sólo actuamos según los deseos de nuestro Señor.”
Asad estaba realmente impresionado. “Los diseños de vuestras alas son maravillosos. Y en todas las mariposas son diferentes, ¿verdad? ¡Son verdaderamente coloridas y llamativas!”
“Eso es una prueba del arte incomparable de Dios. Nos creó una a una de la forma más bella imaginable”, le explicó su amiga.
Asad asintió con entusiasmo: “Resulta imposible no fijarse en las cosas hermosas que Dios ha creado. ¡Hay cientos de ejemplos a nuestro alrededor!”
La mariposa asintió: “Tienes razón, Asad. Necesitamos dar gracias a Dios por todas estas bendiciones.”
Asad miró por encima de su hombro: “Ya viene mi padre. Me parece que nos marchamos. Encantado de conocerte. ¿Podemos charlar otra vez cuado vuelva la semana que viene?”
“Desde luego”, asintió la mariposa. “Que tengas buen viaje de regreso a casa.”
“Todo cuanto hay en los cielos y en la tierra proclama la infinita gloria de Dios” ( Sura 57:1 El hierro.)
“¿No ves que Dios hace caer el agua del cielo, y hacemos brotar mediante ella frutos de gran variedad de colores –igual que en las montañas hay vetas blancas y rojas de diversas tonalidades, y [otras] de un negro intenso, y [cómo] entre los hombres, los animales y el ganado existe también gran variedad de colores? De todos Sus siervos, sólo quienes están dotados de conocimiento [innato] temen [realmente] a Dios: [pues sólo ellos comprenden que,] en verdad, Dios es todopoderoso, indulgente.” ( Sura 35:27-8 El originador.)

viernes, 1 de mayo de 2009

El profeta Yunus (Jonás)


El Profeta Yunus (Jonás)

EL Profeta Jonás fue enviado por Dios a una gran ciudad en donde la gente había olvidado las órdenes de Dios y hacían muchas cosas que Dios había prohibido. Jonás les dijo: Debéis creer sólo en Dios y obedecer sólo a El. Debéis adorarle sólo a El y hacer el bien, si no lo hacéis así, caerá sobre vosotros un duro castigo.

Pero pronto descubrió Jonás que la gente no quería escucharle. Entonces, perdió la paciencia y enfadado se fue de la ciudad. Más tarde, Jonás decidió cruzar el mar y se marchó en un barco para hacer el viaje. Pero cuando el barco estaba en medio del océano, a Jonás le ocurrió una desgracia. Fue arrojado por encima de la borda y fue tragado por una ballena gigantesca. Sin embargo, afortunadamente, la ballena se había tragado a Jonás de un gran trago, de forma que llegó al estómago ileso.

Dentro del estómago de la ballena no había luz, y Jonás sintió mucho miedo. En la soledad, empezó a acordarse de lo que había ocurrido en la ciudad y llegó a la conclusión de que no debía haber actuado tan precipitadamente y haberse enfadado de aquella manera. Debía haberse quedado e insistir, hablando a la gente y pidiéndoles que se volvieran a Dios.

En su desesperación, Jonás empezó a rezarle a Dios con todo su corazón. Dijo: “Oh Dios, no hay dios sino Tú. Solo a Ti alabo y doy honra. He hecho mal; si Tú no me ayudas, estaré perdido para siempre".

Dios escucha las oraciones de aquellos que le rezan a El y de aquellos que creen en El. Dios escuchó la oración de Jonás y le hizo salir del vientre de la ballena para ser arrojado por las olas del mar a la orilla. El pobre Jonás estaba en un estado lamentable y se quedó echado en la arena, débil, enfermo y desamparado. Se sentía terriblemente triste, pero Dios hizo crecer un árbol y este árbol dio a Jonás sombra y fruta con que alimentarse. Poco después, Jonás había recuperado su salud y su fuerza.

Cuando estaba ya mejor, Dios volvió a enviar a Jonás a la ciudad. Pero esta vez, la gente escuchó a Jonás cuando el les dijo: Debéis creer en Dios y adorarle sólo a El. Debéis hacer el bien.